Asociación de Amigos de Yanguas
Yanguas y su entorno
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(fuente: textos de Manuel Toledo Toledo)

Pod�is descargados el fichero PDF con su obra completa �Historia de la Villa y Tierra de Yanguas, para obtener una informaci�n m�s completa sobre la Historia de Yanguas.

Yanguas, antes del a�o 1000

Hace 2000 a�os, las tierras que hoy ocupa Yanguas, lo estaban por los pelendones, una tribu de origen celta, producto de las primeras emigraciones a la pen�nsula Ib�rica. Se dedicaban al pastoreo trashumante (en verano ocupaban las zonas elevadas y en invierno emigraban hacia el bajo Duero), a la agricultura, a la caza y a la guerra, bien luchando por intereses propios, bien como mercenarios.

Romanos, musulmanes y cat�licos navarros y castellanos

En la �poca romana � en invierno se encontraba cerrada y aislada �, durante el verano, la zona de Yanguas era usada como paso de tr�nsito desde Numancia a Calahorra, siguiendo los caminos naturales del cauce del r�o Cidacos.

Tras la conquista musulmana del valle del Ebro, la zona de Yanguas se encontraba bajo la influencia de la familia Benicasi y, como principal representante, Muza ben Muza. Bien relacionado con la familia Arista de Pamplona y, a trav�s de ellos, con gobernantes cristianos, se sometieron al Califa Abderram�n II en 822 y, en 824, en la segunda batalla de Roncesvalles, las tropas de Arista y Muza derrotaron a los francos. Sin embargo, en 842, vuelven a enfrentarse al Emir de C�rdoba. �ste, en respuesta, en 844, organiz� una campa�a contra Pamplona. En esta �poca, comienza a forjarse el nombre de Valle de Arnedo, cuyas puertas estaban en Yanguas. En 844, volvieron a someterse al emir para enfrentarse, en tierras andaluzas, a piratas normandos.

Abderram�n III, posteriormente, gracias a la fortificaci�n de Calahorra, impidi� que prosperara la reconquista en la zona de Yanguas. La toma definitiva de Calahorra se produjo en 1045.

Aparecen referencias a Yanguas anteriores a este a�o. El m�s importante data de 1040 (28 de mayo), en el que el Rey Don Garc�a, de N�jera, otorga a su esposa Estefan�a, entre otras tierras, el Valle de Arnedo (Arneto), que comprend�a todos los pueblos de la comarca del Cidacos, aguas arriba de Yanguas. Este hecho justifica la leyenda de su escudo. Fort�n Och�iz, primer se�or de los Cameros, lo es tambi�n del Val de Arnedo, seg�n se titula a s� mismo.

En 1134, la tierra de Yanguas, hasta entonces perteneciente al Reino de Navarra, pasa a depender del Rey de Castilla. En 1144 aparece el primer documento en el que se cita la Comunidad de Yanguas y su Tierra.

Fueros de Yanguas

En 1145, los se�ores de Yanguas, I�igo Jim�nez (nieto de Fort�n Och�iz y biznieto del Rey Don Garc�a de Navarra) y Mar�a Beltr�n, conceden fueros a los habitantes de Yanguas. Estos fueros, recogen regulaciones sobre numerosos aspectos de la vida de los habitantes de Yanguas, sus derechos y deberes:
  • No estaban obligados a acudir a expediciones guerreras y se regulaban, al mismo tiempo, el reparto de los botines en caso de acudir a ello.
  • Regulaban el delito de homicidio y otros dignos de castigo. Regulaban algunos aspectos relacionados con acusaciones, duelos... y regulaban la presencia de la mujer en ellos, como acusadora y como acusada.
  • Se regulan garant�as fundamentales, embargos, relaciones mercantiles...
  • Se regulan los cargos de administraci�n p�blica del territorio
En 1347 Alfonso VI recompens� los �muchos y buenos servicios� del concejo yang��s, con una carta de privilegios para no pagar portazgos, que abri� �nuevos horizontes� a los yang�eses. �stos, debieron acudir a las Cortes en las que cada rey confirmaba el privilegio concedido por su predecesor.

Siglo XV

Con el concejo en manos de Carlos de Arellano, nieto de Juan Ram�rez de Arellano, los yang�eses, dotados del privilegio relativo al no pago de portazgos, se dedicaron a actividades mercantiles, actividad que favoreci� a los miembros de estamentos nobles e hidalgos. Durante el mandato de los hijos de Arellano (Juan y Carlos) se empez� a organizar la Tierra de Yanguas y se anticip� el estado eclesi�stico, cuyo cabildo redact� sus primeros Estatutos en 1423. En ellos, se describ�a la organizaci�n jer�rquica entre los curas.

Por esta �poca, se empez� a exigir a los yang�eses el pago del �pecho de florines� que, por pagarse por el valor real del flor�n, pod�a suponer una suma cuantiosa, en funci�n del valor relativo del maraved� respecto a aqu�l. El pago de este impuesto se hac�a seg�n los bienes que exist�an en la villa, independientemente de que los due�os fueran forasteros. �stas y otras formas de prestaciones fueron impuestas a los yang�eses.

El nieto de Carlos de Arellano, que recibi� de Isabel la Cat�lica el t�tulo de Conde de Aguilar de Inestrillas, fue el motor de las famosas Ordenanzas de Yanguas (1460), que sustitu�an a los Fueros de Yanguas. Estas Ordenanzas organizaban la viuda rural y establec�an normas y multas que contribu�an a una mayor concordia entre todos los habitantes. Este conde y su hijo fueron protectores de Hern�n L�pez de Yanguas, autor de numerosas obras de car�cter did�ctico y humor�stico y precursor de los Actos Sacramentales. Su obra m�s famosa es �Di�logo del Mosquito�.

Siglo XVI

El siglo XVI puede considerarse como el siglo de oro de Yanguas. La Villa y su jurisdicci�n ten�an una poblaci�n superior a 5000 habitantes y, m�s o menos, la Villa contaba con 1000 vecinos de estado llano, m�s de 100 de estado noble y algo menos de 50 del estado eclesi�stico. En Yanguas hab�a riqueza y de ella se aprovechaban todos.

En 1536 se inici� un largo pleito que dur� 30 a�os, descrito en un documento titulado �Ejecutoria de los Cap�tulos del Conde�, en el que el Concejo se enfrent� a los Condes. El veredicto, expresado en 1566, favoreci� al Concejo. Los Condes tomaron sus propias formas de represalia para con el pueblo en los a�os posteriores. Por otra parte, las relaciones entre el estado noble y el estado llano tampoco eran muy cordiales. Los nobles, hidalgos, eran gente acaudalada, due�os de negocios mercantiles y propietarios de grandes reba�os trashumantes. El estado llano cultivaba la tierra y se dedicaba a ocupaciones manuales. Los ganaderos, protegidos por la Mesta, no respetaban los sembrados y tampoco pagaban las multas que impon�an los concejos locales. Por ello, se introdujo la idea de que era importante que el estado noble tuviera sus representantes en el Concejo General de la Villa. En el siglo XVI se consigui� lo que se llama �la mitad de oficios�: si antes hab�a dos alcaldes ordinarios, dos de hermandad y dos regidores, que se eleg�an por los vecinos, se pretendi� que la mitad de los oficios se dieran a los hidalgos, para que eligieran a sus representantes. idea que se tradujo en una ampliaci�n del n�mero de cargos p�blicos: en 1582, a las 22 personas que conformaban el Concejo de la Villa, hab�a que sumar los 30 representantes de la aldeas y a los alcaldes, jurados y oficiales de la Mesta. Se hace notar en la Villa el hecho de que los hidalgos no eran familias locales, no proven�an de familias arraigadas en la Tierra de Yanguas, sino que era gente llegada de otras partes del reino, argumento que era empleado en su contra por las familias locales.

El enfrentamiento entre hidalgos y pechosos � el estado noble y el estado llano � se extendi� a las actividades ganaderas y a la Mesta. Se deseaba que la poblaci�n se asentara y los labradores pod�an roturar las tierras que antes eran pastos, lo cual no gustaba nada a los ganaderos. Y �stos apelaban al Concejo de la Mesta para su defensa. Los Alcaldes de la Mesta resolv�an los pleitos que manten�an los ganaderos entre s� y contra los agricultores por los pasos de ganado (ca�adas, veredas...)

La administraci�n eclesi�stica estaba constituida por la Parroquia de San Pedro y la Parroquia de las Iglesias Unidas de San Lorenzo y Santa Mar�a (antes tambi�n la de San Miguel). La primera constaba de 8 curas y la segunda de 27. La Iglesia ten�a a los diezmos como principal fuente de ingresos. Otras figuras relacionadas con la vida religiosa o con la fe cat�lica eran las cofrad�as. El Vicario Fuenmayor (enterrado en la iglesia de Santa Mar�a), fue otro personaje importante en la vida yang�esa del siglo XVI. El inventario de su testamento es espectacular. Los testamentos, en s� mismos, ofrecen una valiosa informaci�n sobre el esp�ritu de los yang�eses de este siglo.

Entre los Oficios P�blicos que destacaban en la Tierra de Yanguas del siglo XVI, se mencionan: tabernero, porquero, boyero, cabrero, panadero, herrero y barbero. M�s del 90% de los asuntos que se trataban en el Concejo de la Villa ten�an que ver con la adjudicaci�n de los Oficios que conced�a, al mejor postor y en subasta p�blica.

Siglos XVII y XVIII

El siglo XVII fue de transici�n para Yanguas. Llama la atenci�n la ausencia de documentos que certifiquen la an�cdota de lo cotidiano. Los Reyes Felipe II, Felipe III y Carlos II confirmaron la exenci�n del pago de portazgos y la actividad mercantil sigui� siendo capital para los vecinos de Yanguas. En el siglo XVII se inici� el proceso de emigraci�n hacia �las Am�ricas�. Los curas, por su parte, disfrutaban de una econom�a saneada, gracias a los diezmos y a la gesti�n de las rentas de las propiedades y dineros que pose�an. El poder en el pueblo transita hacia nuevas familias: los Alfaro, Valdecantos y Cereceda pasan a un segundo plano y emergen los Hidalgo y los S�nchez-Hidalgo. El fervor religioso tambi�n se hace notar en la cantidad de obras realizadas en iglesias y ermitas, sufragadas por vecinos de Yanguas, tanto por los que residen en el pueblo como por los emigrados a Am�rica.

El siglo XVII acab� con una importante sequ�a y varias epidemias posteriores diezmaron la poblaci�n de la Tierra de Yanguas. El ganado tambi�n sufri� el ataque de viruelas. La emigraci�n se generaliz�. Por lo dem�s, la vida local y cotidiana segu�a su curso.

La construcci�n de la Capilla del Santo Cristo fue un acontecimiento social, econ�mico y religioso. El an�lisis del Libro de F�brica describe esos aspectos con mucha sinceridad y en este proceso se puso muy de manifiesto la intensidad de las relaciones entre la vida cotidiana y la vida religiosa, entre los vecinos y la comunidad cat�lica que era la villa, entendida como tal.

Las iglesias, Capellan�as y Beneficiados nunca pagaron el �pecho de flor�n�, impuesto antes mencionado. En 1767, los nobles se negaron a pagar su parte. Controlaban el poder y obraban seg�n sus conveniencias. Debido a esta negativa, fue necesario aumentar las tasas entre el estado llano.

El Catastro del Marqu�s de la Ensenada ofrece una perspectiva global y al tiempo detallada de la riqueza de Yanguas en esta �poca.

Siglo XIX

En el siglo XIX, desaparece el Concejo General de la Villa y Tierra y aparece los Ayuntamientos Constitucionales y la Ex-Comunidad de Villa y Tierra.

En 1802, los datos de poblaci�n de la Tierra ofrecen una clara dimensi�n de la despoblaci�n sufrida en general �y no tanto por la eclesi�stica �: 34 curas y 3011 personas (frente a los 35 curas y 5000 personas del siglo XVI)

En la guerra de la Independencia, los yang�eses se enfrentaron a los soldados franceses establecidos en Soria y Logro�o. La Iglesia se vio obligada a vender algunos de sus tesoros para prestar decenas de miles de reales a la Villa y Tierra, debido a las penalidades sufridas antes y durante la guerra. En las guerras carlistas, los soldados carlistas saquearon las iglesias de la Villa aunque, por otra parte, existieron grandes defensores de los carlistas, como el sacerdote Pablo Cabriada Orte.

Los hidalgos yang�eses, acabada la �poca dorada del comercio, se fueron dedicando a la ganader�a y sufrieron enormemente debido a la guerra de la Independencia.

El uso de las armas con fines de guerra minimiz� su uso contra lobos. Las epidemias del ganado era otro problema de dif�cil soluci�n. Las v�as pecuarias era otro gran problema de los ganaderos, pues no se respetaban las v�as de tipo local, que comunicaban los pueblos con los pastos contiguos.

En 1841, se elimin� el impuesto de florines o �pecho de flor�n�.

Los pastos se aprovechaban desde el 25 de junio hasta el 4 de septiembre. EL ganado no pod�a dormir fuera de los l�mites adjudicados al ganadero y los pastores eran responsables de los da�os causados. Se generaliz� la costumbre de incendiar montes para crear tierras de pastos y contra este uso se prohibi� la entrada de ganado a �reas incendiadas � que eran amojonadas � durante un tiempo m�nimo de seis a�os.

Siglos XX y XXI

Durante el siglo XX se normaliz� la autoridad del Ayuntamiento y Yanguas y su tierra volvieron a mirar a la tierra y al ganado para procurarse su subsistencia. Se mantuvieron los impuestos sobre ambas actividades y, durante el tercer cuarto del siglo (entre 1950 y 1975), por ofrecer datos aproximados y orientativos, la emigraci�n asol� la Tierra de Yanguas, vaci� pueblos, en busca de un porvenir mejor en las incipientes y populosas �reas industrializadas de la periferia y centro de la pen�nsula espa�ola, as� como a otras �reas cercanas y estrat�gicas como La Rioja y Zaragoza. La poblaci�n que se qued� en los pueblos envejeci� r�pidamente y la media de edad se elev�. Fue una �poca de gran incertidumbre, debido a que la Tierra de Yanguas no se pudo adaptar adecuadamente a la revoluci�n industrial y qued� apartada de inversiones o subvenciones de las que la provincia, en general, adoleci�.

En el �ltimo cuarto de siglo, promovido por la terquedad de quienes permanecieron en el pueblo y por las generaciones subsiguientes y por la de quienes no se han ido nunca del todo, se inici� un lento proceso de mejora de la habitabilidad de las casas, a las que se confieren las comodidades usuales (electricidad, agua sanitaria y potable, etc.), de mejora en lo posible de los servicios (medicina, transporte p�blico, etc.). La mejora de las infraestructuras y de las condiciones de vida de las personas se convierte en la lucha diaria por la supervivencia de los pueblos de la Tierra de Yanguas.

Muchos pueblos se han deshabitado completamente y sus casas se han desplomado. Yanguas, por su parte, encara el futuro cercano y lejano con un sistema democr�tico plenamente instaurado en el pueblo � como en el resto del pa�s �, convirti�ndose en un municipio con alcalde y concejales independientes. por haber alcanzado el n�mero de vecinos censados m�nimo para ello. Yanguas centra sus actividades econ�micas en el sector servicios y, t�midamente, en la actividad industrial, relacionada �sta con los derivados del ganado porcino, apicultura y silvicultura.

Las condiciones del entorno de Yanguas, tanto de d�a como de noche, hacen de esta tierra un lugar atractivo para el descanso, para el conocimiento de lo sucedido en los siglos precedentes � recordaremos por qu� estamos aqu� � y en los m�s lejanos � recordamos las icnitas presentes en la Tierra de Yanguas) y tambi�n para el conocimiento de cuanto vive en dicho entorno, convertido ya en su patrimonio natural, paisaj�stico, tradicional, gastron�mico, sensorial, hist�rico, micol�gico... y la convierten en una alternativa � ya conectada al universo a trav�s de internet por v�a sat�lite � a las especiales y opuestas condiciones de vida que actualmente se desarrollan en las aglomeraciones urbanas de todos los tama�os en los que vive y a los que tiende a vivir la mayor�a de las personas.

Si realmente todo �o casi todo � es c�clico, �qui�n sabe lo que alguien escribir� sobre la historia de Yanguas, dentro de varias d�cadas o siglos? La imaginaci�n es libre.
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