Ayer jueves 18 de agosto, y ausente yo de Yanguas, Juan Antonio Serrano dejó un mensaje en el buzón de voz de mi móvil informándome del fallecimiento de Inocente Calvo y sugiriendo que la Asociación, es decir, la Junta Directiva en su nombre, debería realizar algún tipo de comunicado en memoria del fallecido, habida cuenta, no solo de su carácter de miembro de la Asociación desde sus inicios, sino también su larga dedicación a la edición de la revista de la Asociación durante muchos años.
Aún cuando la figura de Inocente, y en concreto su labor como editor de la revista, fue objeto de controversia entre algunos socios, creo que hay un deber moral de reconocer su esfuerzo, más o menos acertado (según el juicio particular de cada uno), en la edición de la revista; único vehículo de comunicación entre los socios hasta la aparición de Internet y la confección de la página web de la Asociación.
No tuve ocasión de tratar mucho con Inocente, y sé de su trayectoria más por referencias de terceros que por contactos personales y directos con él. Por eso estas líneas de recuerdo a su persona y de agradecimiento a su desinteresada entrega en favor de la Asociación podrán pareceres escasas y pobres de contenido a algunos; pero creo que estas carencias, inevitables en mi caso, se compensarán con el recuerdo personal que cada uno de los que le conocieron guarde de él, de su persona y de su labor. Y, por lo mismo, la página de la Asociación está abierta a los comentarios y colaboraciones de todos aquellos que puedan y deseen aportar su grano de arena en homenaje y recuerdo de quien con su esfuerzo personal, y casi en solitario, hizo posible durante muchos años la confección y edición de la revista de la Asociación.
Se nos ha ido un yangües, gente famosa en un tiempo lejano e inmortalizada gracias a una de las obras cumbres de la Literatura universal, pero gente escasa en número en la actualidad. De su esfuerzo, de sus aciertos y de sus posibles errores deberíamos aprender todos, y especialmente los más jóvenes, si queremos conseguir que el pueblo de Yanguas siga vivo, que la Asociación siga existiendo y siga siendo un instrumento de convivencia, de intercambio de experiencias y conocimientos, e impulsora de actividades beneficiosas para el conjunto de los yangüeses.
Por eso creo que Inocente Calvo seguirá vivo en la memoria de todos, y que su labor será ejemplo a tener en cuenta.
Por la Junta Directiva
Juan Mantilla
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